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ASÍ LUCIÓ TEATRO DIMENSIÓN, EN MEXTRÓPOLI

Es junio de 2023. Una idea irrumpe en la mente de creativos que habitan el desierto de Chihuahua, y de otros que vinieron de un estado vecino, Nuevo León. De la mente pasó a la voz; esos muchos conversaron con sentido crítico y la idea se convirtió en concepto. Del pensamiento crítico pasó al pensamiento de diseño, convirtiéndose en proyecto. Del proyecto pasó al producto, y tras una multitud de manos y de mentes que se atrevieron a pensar y crear fuera de la caja, la idea se convirtió en TEATRO DIMENSIÓN.


El atrevimiento de pensar, crear, vivir

Todo esto ocurrió en un tiempo: cuatro semanas de verano. En un lugar: Campus ISAD. En un espacio de creación colectiva: nuestro icónico Taller del Desierto.

 

Ocurrió también con la imaginación de estudiantes:

José Valdez, Daniel Caldera, Isamar Rubio, Divany Chávez, Liz Lugo, Katya González, Joel Sandoval, Sofia Ascencio, Mariel Zabre, Diana Cornejo, Carlos Bautista, Fernanda Cuevas, Junhey Alvídrez, Edwing Martell, Mayte Chávez, Luisa Guijarro, Edmundo Ontiveros, Daniel Rodríguez, Ximena Chávez, Regina Arizmendi y Miguel Pérez.

 

Con la guía de tutores invitados: Ana Cecilia Garza y César Guerrero, fundadores de la firma S-Ar.

 

Con la experiencia de docentes de casa: Miguel Heredia, Juan Castillo y Mariano Martínez.

 

Con la colaboración de los que saben: Teatro Bárbaro, y del Instituto de Cultura del Municipio de Chihuahua.

 

Y con el respeto de quien le dio el toque final: Federico Campos.

 

Desde este vasto desierto, Teatro Dimensión viajó al corazón del país, invitados, por quinta ocasión para ser parte de Mextrópoli, el festival de ciudad más importante de Latinoamérica.

 

Su ubicación no podría ser mejor. Ahí estuvo, a un costado del imponente Palacio de Bellas Artes, siendo observado por todos aquellos que se atrevieron a explorar este resemantizado espacio teatral; comenzando por los que están acostumbrados a romper la cuarta pared: Víctor Carpinteiro, connotado productor, director y actor de teatro, con narraciones y fragmentos de la obra del gran dramaturgo chihuahuense Víctor Hugo Rascón Banda.

 

Democratizador, como es el espacio público, convocó a niños, adultos, jóvenes, de todos los idearios y todos los estratos, quienes lo contemplaron y vivieron. El foro, que desde una perspectiva parecía alzarse paralelo a la icónica Torre Latinoamericana. Otros, hicieron de la concha acústica una paradoja, pues se adentraban en ella para ver. Y otros más, pausando su itinerario se sentaron para tomar un respiro en el graderío.  

 

Imposible condensar en unos cuantos renglones toda la emoción, el aprendizaje, la experiencia y la amistad que creció en el trayecto de ejercicio. No, el Taller del Desierto no es algo que se pueda contar, es algo que hay que vivirse.

 

Gracias a todos los que hicieron posible que la magia del Taller del Desierto se extendiera hasta la Ciudad de México.